Por fin tienes el cachorro que querías pero ahora… parece que sus ideas maléficas no tienen fin y que no se entera de nada de lo que intentas enseñarle… Pero cómo puede ser? Si siempre has tenido perro y nunca has tenido este problema?

Cuando educamos a un cachorro según la experiencia propia anterior, siguiendo recomendaciones de un amigo o de gente que en el parque nos dice qué hacer, estamos cayendo en el error de pensar que la educación de un cachorro es universal. Estamos pasando por alto que cada cachorro es diferente y que por tanto, debemos adaptar nuestro método a su carácter.
Es por ello que para educar correctamente a nuestro cachorro, debemos contactar con un profesional que nos indique cómo actuar en determinadas circunstancias.

No obstante, sí hay unas pautas generales que podemos aplicar con todos los cachorros que nos ayudarán a desarrollar una buena relación con nuestro peludo y que harán que crezca más feliz y equilibrado.

Socialización del cachorro, ¿qué es eso?

Y para ello, es vital que te familiarices con el concepto de SOCIALIZACION.
Entre las 3-4 semanas y las 16 semanas, los cachorros pasan por un periodo que determinará quiénes van a ser en el futuro. Es lo que llamamos “periodo sensible” o “periodo de impronta”. Si en este periodo cometemos un error grave, tendremos un adulto con problemas de agresividad, fobias… de difícil solución.
Al principio de esta etapa, el cachorro empieza a descubrir el mundo que lo rodea explorando con sus sentidos, el olfato, el oído y la vista en forma de estrella, es decir, con su madre de referencia y alejándose poco a poco más de ella volviendo siempre a su centro de referencia.
En esta etapa aprenderán a desarrollar respuestas normales ante estímulos normales para ellos, se identificarán y aprenderán a comunicarse con los individuos de su misma especie y aceptarán o no individuos de especies diferentes a la suya.
Según las experiencias vividas, tendremos estímulos que no provocarán inquietud en el adulto, siempre y cuando su intensidad sea menor a la experimentada, y estímulos desconocidos o de mayor intensidad que generarán estrés y ansiedad.

Una vez familiarizado con este concepto, podemos ir más allá. El punto más importante que debemos considerar es que nuestra educación, debe ir por tanto en su lenguaje y no al revés. Nosotros debemos adaptarnos a lo que ese cachorro necesita y no al contrario.

El primer aprendizaje social se realiza en el seno de la camada, junto con sus hermanos y su madre. En este aspecto es de vital importancia la elección de las madres puesto que no todas las hembras serán capaces de desarrollar una buena impronta. Las hembras muy estresables, demasiado unidas a un humano, con poco lenguaje canino… no deberían emplearse como madres ya que no serán capaces de transmitir buenas sensaciones de su entorno. Lo mismo ocurre con camadas excesivamente grandes, la madre no será capaz de poner orden en una jauría.
Lo ideal es que el cachorro conviva con sus hermanos y su madre al menos hasta cumplir las 8-10 semanas de edad para que ya haya iniciado el aprendizaje del lenguaje canino, postura de sumisión, control del mordisco, exploración en estrella…

¿A partir de cuándo puede salir mi cachorro a la calle?

Una vez en casa, nos encontramos con el dilema. Está sin acabar de vacunar, ¿lo podemos sacar a la calle? ¿Puede estar con otros perros?

En este sentido hay muchas opiniones contradictorias. Por un lado nos encontramos con un cachorro sin acabar de vacunar, esto supone que está todavía expuesto a contraer cualquier enfermedad vírica tipo Parvovirus, Moquillo… Y por otro lado estamos diciendo que antes de las 16 semanas deben haber desarrollado una respuesta normal a estímulos normales lo que incluye, perros, calle, ruido, bicicletas, coches…
Entonces… ¿qué hacemos?
Pues usar el sentido común… No se nos debe ocurrir dejar un cachorro sin al menos 2 vacunas en un pipi-can, parque de perros… o similar donde los propietarios no recogen las heces y hay todo un hervidero de agentes infecciosos. Tampoco debemos tener al cachorro en una burbuja hasta que esté todo completo porque probablemente será ya tarde para que se socialice.

Podemos empezar por sacar a nuestro cachorro en un transportin o incluso con un buen bozal de cesta para que se vaya acostumbrando al mundo exterior sin estar demasiado expuesto. Siempre es mejor en transportin que en brazos porque se encuentra más cerca de su realidad y evitamos el refuerzo “maternal” al miedo. Debemos ser también cautos porque una exposición exagerada o traumática puede traer consecuencias fatales. Debemos hacerlo por tanto con tacto y poco a poco, no se nos debe ocurrir meterlo “en primera fila de una mascletá”.
Consulta con tu veterinario pero bueno, en principio, quizá podrías empezar a sacarlo por zonas limpias sin dejarle meter la nariz en una caca, una semana después de la segunda vacuna. De este modo puedes iniciar la educación de “la eliminación en la calle” pero siempre con cuidado.
Debemos dejarlos correr y jugar en libertad en exteriores particulares en los que sepamos que no ha habido un “cachorro vírico”.

¿Puedo juntar a mi cachorro con otros perros?

Ningún humano será capaz de educar a un cachorro mejor que un perro adulto equilibrado. Es por ello que debemos favorecer y fomentar el juego libre de nuestro cachorro con algún peludo adulto familiar o amigo que sepamos que está correctamente desparasitado y vacunado. Sólo así será capaz de desarrollar correctamente su lenguaje canino. Debemos dejar que use su nariz, el reconocimiento entre congéneres pasa por el reconocimiento olfativo. Los perros como cualquier otra especie animal emiten feromonas que son sustancias químicas que les ayudan a identificarse como especie, como sexo, como estado anímico… este reconocimiento con la nariz es vital para poderse comunicar con el entorno.

En este aspecto, lo que no recomendamos es juntar cachorros de distintas camadas… Cada uno puede traer de sus orígenes ácaros, virus, parásitos… y sus sistemas inmunitarios no están aun del todo desarrollados por lo que es más fácil la transmisión de enfermedades.

A estas edades, su capacidad de establecer fuertes lazos sociales con animales de otras especies es extremadamente elevada por lo que juntar gatos con perros, gatos con conejos, perros con hámster… está altamente recomendado siguiendo con cada uno de ellos su correcta pauta sanitaria.

¿Cuándo puedo bañar a mi cachorro?

Hemos comentado que en esas primeras 16 semanas de vida, debíamos exponer a los cachorros a todo aquello que para ellos debiera ser normal. Esto incluye por tanto la HIGIENE.
Nuestros cachorros además de sanos, deben estar limpios. Deben familiarizarse con la rutina del cepillado, el baño, el secado, las sesiones de peluquería profesional… Todo cachorro debería haber pasado al menos 2 veces por un salón de peluquería cuando finalice este periodo sensible y evidentemente se debe continuar la rutina hasta que esté ya desarrollado como adulto. De lo contrario, podrá tener problemas importantes de inadaptación a la higiene cuando sea adulto.
Debemos hacerlo de forma no estresante, pausada. En nuestro salón de peluquería, cada cachorro lleva su ritmo, no podemos programar un tiempo cocreto para ellos, hay que ir acostumbrándolos poco a poco a todas las técnicas de peluquería que pueda necesitar por raza o tipo de pelo, corte a tijera, stripping, corte a máquina, corte de uñas, limpieza de oídos y ojos…

Los cachorros son el futuro y un mundo propio. Este es por tanto el primero de los artículos exclusivo de cachorros que vamos a publicar. Si te ha gustado, mantente alerta, iremos sacando nuevos artículos sobre educación, cómo cuidarlos…

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